viernes, 12 de febrero de 2010

Visita inesperada- Primera parte-

Hace unos días, sonó mi celular por la mañana, era un simpatizante del Resortero, Tino, oriundo de la Republica de Corrientes. Me dijo que permanecería con su esposa Elena un par de días por la ciudad por unos trámites y que pretendía verme para hacer unos tiros, me alegré con el llamado y la propuesta.
Y así fue, nos encontramos al día siguiente con nuestras respectivas cónyuges en un café de Belgrano para desayunar y partimos para un lugar propicio de la Pcia. de Buenos Aires.
Hasta ese momento poco habíamos hablado de fierros ni de lo que traíamos en nuestros baúles.

El lugar era ideal, solo que había un poco de barro, el día estaba aceptablemente templado con una suave brisa y las ganas de tirar eran incontenibles.
Desplegamos primero las sillitas plegables y dejamos los fierros para lo último. El suspenso crecía, sabia de sus trabajos pero no sabia con que tiraría esa mañana. Por mi parte fui a lo seguro, mi legendario Rubí 4.5, el Chino estaba en terapia intensiva, el Rubí 5.5 estaba castigado por mal desempeño y tenia otro trío que de los tres no hacia uno como la gente…..Lo saque de su funda como quien saca un doble .700 nitro Express. Ceremoniosamente Tino abrió el baúl de su auto y de una funda antigua de cuero saco orgulloso su “raro” Mahely Senior 4.5. ¿Por qué dije “raro”? Porque realmente se veía raro, por mail y teléfono le conté lo que penaba hacer con mi Senior ’56, él disponiendo de más tiempo y herramientas se me adelantó y concretó el proyecto. En ese momento tuve ante mis ojos el modelo terminado de mi proyecto, una experiencia muy loca. Cañón de diez pulgadas, culata tipo inglesa lustrada al aceite, tubo de compresión marmolado, mira Redfield 3-9x (vieja) con anillas soldadas al tubo y por dentro todas las perradas posibles.
Tino me dijo muy canchero: cincuenta metros, cuatro tiros en una moneda de un peso. Su seguridad me dio escalofríos, la mire a Elena como diciendo: éste me esta cargando... Elena solo asintió con una sonrisa y mi esposa los miro con cierta incredulidad.
Colgamos unas latas de gaseosa con un hilo a la rama de un árbol a unos cuantos pasos, mas o menos eran unos treinta y cinco metros, lo máximo para mi Rubí y se escucharon los impactos de los primeros tiros. Elena tenía un Master original con una mira Futura 4x que había sido del padre y tiraba tan bien como su esposo. Mi mujer no es aficionada, solo disfrutaba del aire libre y de ver cómo nos divertíamos tirando.
Yo veía tirar a Tino con el engendro diabólico que había creado a “mi” imagen mental y no lo podía creer. Me invito que haga unos tiros, cambiamos los fierros y fue el momento de probar en carne propia el prototipo. Lo corto del caño hizo de la operación de carga un tema de más fuerza de lo que uno esta acostumbrado pero nada de otro mundo, el disparador era tan suave que el primer tiro se me escapo. No se como calculó el centro de gravedad para equilibrarlo tan brillantemente ya que el arma se acomodaba sola al cuerpo y no habia prácticamente vibraciones al momento de dispararla.

CONTINUARA…..

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