martes, 25 de agosto de 2009

LA PALTA PROVOCADORA



La podía ver desde la ventana, la descubrí una mañana mientras estaba desayunando y pensaba en las tareas del día que comenzaba. Ella estaba ahí bañada por el sol de la mañana en la parte mas alta del árbol gordita y reluciente. Desde ese día en cada desayuno la observaba, era la que mas se hacia notar, no tenia hojas alrededor por lo tanto podía ver bien su contorno recortado y volumen voluptuoso.
Mi departamento estaba en un segundo piso y el árbol que lo sobrepasaba en unos pocos metros estaba cruzando la calle en un terreno lindero a las vías del tren. Me pregunte sobre cuantos metros habría, a grosso-modo calcule entre cincuenta y cinco y sesenta.
Tanto la observe que llegue a pensar que me comunicaba telepáticamente con ella.
Era como si me estuviera desafiando todas las mañanas. Cuando desayunaba, la veía, cuando salía, la volvía a ver y así. Por la altura a la que se encontraba nadie la recogería para comerla y su destino era marchitarse y caer para ser devorada por los pájaros.
En todo momento la pensé como un blanco tentador quise alejar ese pensamiento de mi cabeza cuando escuche una voz en un tono burlón; - desde ahí no me pegas ni por casualidad. Era el maldito fruto que me desafiaba comunicándose directamente a mi interior.
-¿Con ese rifle….? ¡Minga me vas a dar!
Cuando llego el día sábado que me encontraba solo en casa me dispuse a hacerle tragar sus palabras, abrí la ventana y prepare el 5.5 para la hazaña, estaba seguro que lo lograría porque siempre las hazañas uno las realiza estando solo, luego las comenta y nadie lo cree, esa es la mecánica de la vida…en fin.
Busque un buen apoyo en la mesa y dispuse tres balines no mas. El primer disparo vi que se movió pensé que había sido una ráfaga de viento ya que con la mira de 4x15 no veía el impacto, tire un segundo tiro. Para sacarme la duda armé el catalejo, pude ver los dos tiros juntos en el centro de la palta, lugar donde había apuntado, la había marcado, podía verse el impacto que contrastaba en un verde bien claro contra el oscuro del fruto.
Casi no había viento, decidí el tercer tiro elegí la unión del cabito con el fruto. Tiré.
Pude ver por la mira el momento que se desprendía del árbol y corriendo el rifle vi con mis propios ojos como caía golpeando las ramas inferiores….convirtiéndose en comida para los pájaros…
De que me hablan de ir a cazar a África…De que me hablan….

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